martes, 6 de diciembre de 2011

¿Eugenesia o cacomanipulación?

En la última tertulia de las que suelo tener con jóvenes y no tan jóvenes en un café del pueblo, planteamos algunos supuestos imaginarios. Les he dado un poco de forma:

(Hijo y Madre conversan una tarde de domingo en el cuarto de estar. Fuera, llueve)

Hijo.- Pienso a menudo, mamá… ¡qué injusta es la vida! Veo a otras personas, triunfando en todo, guapos, ricos, inteligentes.... ¿Por qué yo he nacido tan malditamente inquieto e inútil para casi todo? Nunca he sido capaz de concentrarme mucho tiempo en nada. Cuando iba al colegio, a veces intentaba ponerme a estudiar, como algunos de mis compañeros. Pero no aguantaba un solo minuto. Como si me bullera la sangre. Mis profesores, y hasta vosotros a veces, creíais que lo que pasaba es que soy un vago. Pero no es verdad, ¡simplemente no podía! Aunque… un vago dirá lo mismo con su vagancia, que no puede evitarla… ¡Claro que peor es lo de mi hermana! Desde pequeña la he visto sufrir el desprecio o, cuando menos, la indiferencia de mucha gente, y estoy seguro que se debe a su obesidad. Su vida nunca puede ser tan feliz como la de otros. ¡Y ella sí que no tiene la culpa de cómo son sus tiroides! ¿Por qué nacemos como nacemos?

Madre.- Desde san Pablo hasta los calvinistas dicen que el Señor nos hace como quiere. A unos, buenos jarrones con decoraciones. A otros, piezas de barro casi inservibles. ¿Quiénes somos nosotros para pedirle cuentas? … Pero te voy a contar algo, algo que no sé si te va a gustar. Verás, cuando tu padre y yo fuimos a “planificación familiar”, dispuestos a tenerte, los médicos nos informaron de que ya había técnicas disponibles para evitar, mediante manipulación genética, que nacierais con propensiones a, por ejemplo, padecer hipotiroidismo, o hiperactividad. Tu padre y yo nos negamos a todo eso: no queríamos decidir cómo teníais que ser. No queríamos manipularos. ¡Que fuera como tenía que ser!

Hijo (tras un silencio).- ¿¡Cómo que “como tenía que ser”!? Nada tiene que ser de cierta manera. Vosotros mismos intervinisteis en muchas cosas. Decidisteis el momento de tenernos, con qué pareja nos ibais a tener… ¿Es que crees que la Naturaleza, o Dios, son más listos? ¡Pues mira lo que han hecho! No quiero juzgarte: tuvisteis vuestras razones. Pero yo no lo habría hecho así, y, si tengo hijos, no los condenaré a ser peores de lo que podrían serlo.

Madre.- ¿Peores, mejores? ¿Estás muy seguro de lo que es mejor o peor, como para decidir cómo debería nacer siendo una persona? ¿Quizá serías mejor y más feliz siendo como los que son ahora notarios? ¿Tu hermana sería mejor y más feliz siendo una modelo? Pues nosotros no teníamos nada claro qué era mejor. Fíjate. ¿Te acuerdas del hijo de nuestra vecina del quinto?

Hijo.- ¿El que está en la cárcel?

Madre.- Ese. ¿Qué te parece?

Hijo.- Me temo que sus padres también le dejaron de la mano de Dios, o a la mano de Dios, que es peor. Es un tipo muy violento. Siempre supe que acabaría así.

Madre.- Pues te contaré otra cosa. Sus padres sí aceptaron la “ayuda” médica para diseñarlo. Lo diseñaron para que fuese así, propenso a la violencia. La educación haría el resto. Sus padres decían “para que fuese luchador”. Tenían la idea de que se acercaban épocas difíciles, en las que solo prosperarían las personas agresivas. ¿Qué te parece?

Hijo.- Hicieron mal en hacerle agresivo, pero no en intervenir. Debieron hacerlo bueno.

Madre.- Tu padre y yo creíamos que no teníamos que hacerle, de ninguna manera. ¡Quién sabe si nos equivocamos!

6 comentarios:

  1. Acabo de notar que olvidé comentar la última entrada... aunque, bueno, tampoco tenía mucho que decir.

    No recuerdo dónde leí que se decía que nuestra época tiene la particularidad de que los avances tecnológicos se suceden más rápidamente de lo que necesita la conciencia moral para adaptarse. Ciertamente, este es uno de los puntos más peliagudos que ofrece el problema.

    De todos modos, tal vez habría que hacer una distinción: una cosa son los errores de hecho y otra los errores de principio. El hijo violento "salió mal", debido —cierto— a una especulación errada; pero de ello no podría concluirse que la eugenesia es mala en principio.

    En realidad, creo que ninguna determinación sobre la moralidad de una acción puede tomarse en el vacío, sin la guía de un canon moral de la sociedad ——y con esto no estoy defendiendo un relativismo cultural; pero persiste la pregunta de si un hombre solo en una isla desde siempre puede hacer juicios morales. A lo que voy con esto es que sobre este tipo de cosas todavía no hay ningún canon que nos permita formar un juicio, salvo aquella clase de juicio que se hace en los laboratorios filosóficos.

    Hay una película que me gusta muchísimo y va de esto: Gattaca. Las razones por las que me gusta la película no tienen nada que ver con el dilema moral de la eugenesia; pero es el tema.

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  2. Sierra,
    estoy de acuerdo en que, no solo la eugenesia, sino ninguna tecnología es, en sí, mala. Antes bien, es buena. Lo malo sería el mal uso que se hiciese de ella. La eugenesia es buenísima, y la practicamos desde que elegimos pareja (o somos elegidos por ella), decidimos el momento, etc. Ahora lo que tenemos son medios más precisos. Evidentemente, para quien no confíe mucho en la moralidad humana, será segurmanete preferible el que dispongamos de la menor tecnología posible. Pero no es mi caso.
    No he visto esa película. Gracias por recomendármela, la buscaré. Ya me la habían recomendado.
    En cuanto a si un hombre solo en una isla desde siempre puede hacer juicios morales, es una cuestión muy interesante, que pensaba tratar aquí algún día.
    Slaudos

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  3. No, no, no era exactamente eso lo que quería decir, sino más bien que de la torpe aplicación de la tecnología en un caso no puede deducirse su maldad moral. Pero, por cierto, creo que sí puede decirse que algunas tecnologías son malas en sí; el ejemplo más evidente que se me ocurre es la bomba atómica, a la que no le veo muchos posibles usos buenos.

    Ahora bien, sí creo que el uso de ciertas tecnologías es inevitable —razón de más para determinar un criterio con que decidir su moralidad—, pues, como señala, practicamos una forma primitiva de eugenesia desde que elegimos pareja.

    Lo de si, desconfiando de la moralidad humana, es preferible contar con la menor tecnología posible, no se me había ocurrido nunca. Yo ciertamente desconfío, así que le daré vueltas.

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  4. Yo también quería decir que no se deduce la maldad de la tecnología, de un mal uso de ella.

    En cuanto a que haya tecnologías intrínsecamente malas, yo lo dudo. Si la tecnología proporciona poder, debe de ser buena, porque a mí el poder, en sí mismo, me parece bueno. Es verdad que algunas tecnologías, como la bomba atómica, tienen pocos usos buenos imaginables, pero, supongamos que unos malvadísimos extraterrestres han tomado una parte de la tierra y desde allí pretenden acabar con toda la civilización...

    Cordiales saludos

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  5. Pues, sobr el ejemplo de los extraterrestres...

    "Porque el mayor mal es cometer injusticia.
    -¿Este es el mayor mal? ¿No es mayor recibirla?
    -De ningún modo.
    -Entonces, ¿tú preferirías recibir la injusticia a cometerla?
    -No quisiera ni lo un ni lo otro, pero si fuera necesario cometerla o sufrirla, preferiría sufrirla a cometerla. "

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  6. Sierra,
    completamente de acuerdo con el texto de Platón. Ahora, la duda es si toda guerra es una comisión de injusticia y todo uso de la fuerza, una maldad.

    Me gusta pensar que el no devolver mal por mal y el poner la otra mejilla implica, literalmente, la renuncia a toda violencia. Pero no estoy del todo convencido.
    En todo caso, no creo que el tratamiento de una enfermedad vírica fuese una violencia. En ese caso, imagina que esos extraterrestres son tan estúpidos como los virus. ¿Sería lícito bombardearlos?

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