El hombre no es un ser capaz de hacer
el mal que él mismo hace,
o que con él, por él y en él se
hace.
El hombre es demasiado poco,
de sobra falto de poder
como para poder hacerse mal
Sólo un omnipotente dios podría
crear
el mal de la conciencia, la
conciencia
del mal, el mal del mal.
Y, sin embargo, un dios, dada su
omnipotencia
no puede -nos gusta creer- crear
lo verdaderamente malo, la
verdad
del mal, el bien del mal.
Pero si el mal es solo una ilusión
¿cómo ha podido la imaginación del
hombre
forjar un mal tan bien formado?
Sólo una mente omnipotente puede
imaginar lo falso de la imagen.
Y, sin embargo, ¿puede un dios,
dada su omnipotencia,
fingir esa ilusión de la
desilusión
en la imaginación ilusa de los
hombres?
Aquí hay una pregunta en carne y
hueso
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