jueves, 17 de noviembre de 2011

Realismo moral para naturalistas (Michael Devitt)

¿Puede un naturalista (en el sentido moderno de la palabra), o sea, alguien que sostiene que todo conocimiento es empírico –tesis epistemológica- y que no hay más cosas que las que se dan en la naturaleza –tesis metafísica-, defender el REALISMO MORAL, es decir, que la ética es un discurso que se basa en cómo son objetivamente las cosas, que las cosas tienen naturalmente la propiedad de ser buenas o malas? Según Michael Devitt ("Realismo moral: una perspectiva naturalista" ARETÉ Revista de Filosofía Vol. XVI, N0 2, 2004 pp. 185-206), no solo puede, sino que, a día de hoy, es con mucho la mejor opción.


Para empezar, Devitt no cree que esto tenga nada que ver directamente con algún asunto semántico, como querría plantearlo todo el que es presa del giro lingüístico. Para un naturalista, no hay razones ni verdades a priori, por tanto, tampoco las hay para considerar al realismo moral como verdadero o falso, correcto o incorrecto. Según Devitt, deberíamos hacer nuestra la expresión de Moore, y decir que “el realismo moral está basado en fundamentos mucho más sólidos que cualquier doctrina semántica que crea poder socavarlo. Deberíamos, como me complace decir, “poner a la metafísica en primer lugar””.
El Realismo Moral, o sea, la afirmación de que existen, por naturaleza, cosas buenas o malas, tiene un aspecto “de independencia”, según el cual las características morales son objetivas, es decir independientes del sujeto (de sus opiniones, gustos, convenciones sociales…), y uno “de existencia”: hay hechos morales, o, si se quiere evitar el compromiso ontológico con los “hechos”, hay personas y acciones que son moralmente buenas, malas, honestas, crueles, debidas…
El no-cognitivismo se presenta como la tesis semántica según la cual los términos morales no tienen referencia clara y precisa, o no la tienen en absoluto. Ahora bien, dice Devitt, esta tesis esconde un presupuesto metafísico: la tesis, antirrealista, de que no existen propiedades morales. El realista debería mostrar que existen explicaciones realistas sobre la naturaleza moral, y que tienen un papel causal (por ejemplo, diciendo que millones de personas murieron por causa de la perversidad de Hitler), con lo que el no-cognitivista no podrá negar su realidad.

Teniendo esto en cuenta, la definición completa que Devitt da de Realismo Moral, dice que:

(RM3) Existen personas y acciones que son, en términos objetivos, moralmente buenas, malas, honestas, engañosas, amables, poco amables, etc. (virtudes y vicios); acciones que objetivamente deberían o no llevarse a cabo (deberes); personas que tienen objetivamente un derecho moral a la privacidad, a tener injerencia en sus propias vidas, etc. (derechos). Que esto sea así está sujeto a explicación y cumple un papel en las explicaciones causales.
¿Por qué creer en el Realismo Moral?

En principio, dice Devitt, es plausible. Forma parte de la manera general de entender el mundo, y “antes de la plaga postmoderna”, formaba parte central de las explicaciones en ciencias sociales. La crueldad de una persona, puede ser tan explicativa causalmente, como la inteligencia de otra.

¿Cómo se vinculan los hechos morales, con las personas, actividades, etc.? Devitt recurre al concepto de superveniencia:

“La respuesta debe ser que los hechos morales son parte del mundo natural. Esto equivale a afirmar que tales hechos deben depender en última instancia de los hechos de la física, tal como sucede con los de la química, la biología y la psicología. No se está afirmando aquí alguna burda reducción. La idea es, más bien, que existe una jerarquía de “niveles” de hechos, cada uno de los cuales es autónomo hasta cierto punto y, sin embargo, recaen o sobrevienen en un nivel “más bajo” hasta que llegamos a la física”.

Esto, dice, no conduce a la falacia naturalista, si nos abstenemos de dar definiciones a priori. Será una tesis empírica, como cualquier otra, si tan propiedad moral sobreviene a tales propiedades no morales.

La otra buenísima razón para aceptar el Realismo Moral es la incapacidad de las demás alternativas (eliminativismos, subjetivismos y relativismos) para dar cuenta del fenómeno moral. El no-cognitivismo, por su parte, no ha logrado dar cuenta de oraciones complejas con un elemento moral. “si romper una promesa está mal, entonces Fred debería haber hecho A”.

En resumen, el Realismo Moral es la mejor opción. Conviene, pues, defenderlo de las objeciones que habitualmente se presentan contra él.


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Uno de los principales argumentos contra el Realismo Moral es el de la extrañeza: los juicios morales serían extraños por incluir aspectos normativos y prescriptivos.
Para el naturalista no tiene, sin embargo, nada de extraño que algunos juicios tengan un carácter categórico, en el ámbito o nivel de cosas a que se refieren. La pregunta “¿Por qué debería yo hacer lo que debo hacer, hacer lo que es correcto, y promover el bien?” es una pregunta intrínseca a la moral y es respondida en el interior de la moral.
En cuanto a la vinculación entre hechos morales y sentimientos, no hay por qué pensar que es una vinculación sobrenatural. Simplemente, es parte de la naturaleza que hay esa vinculación (imperfecta). Puede darse luego de ella una explicación biológica (que sea adaptativa, etc.), pero es un hecho moral que las personas tienen sensibilidad moral (“empatía”), aunque algunas no la tengan.

Otra objeción típica al Realismo Moral es la pluralidad de códigos morales.
Devitt advierte, antes de responder a esto, que el problema para cualquier otra opción que el realismo, no es menor: “¿Por qué no expresamos simplemente nuestros sentimientos morales diciendo “¡Abajo!” o “¡Viva!”? ¿O podríamos, quizás, declarar nuestros sentimientos: “me siento complacido contigo” o “lo que estás haciendo me disgusta”? La respuesta de los antirealistas a estas interrogantes está inspirada en Hume y habla de “la proyección u objetivación de las actitudes morales”. Pero, ¿cuán convincente es esta historia psicológica?”
En cualquier caso, el realista puede responder fácilmente a la objeción:

      -Dado que los hechos morales sobrevienen a otros, la diversidad de opiniones puede explicarse mediante esos hechos adicionales. Por ejemplo, no es lo mismo estar en una sociedad cazadora-recolectora, que en una sociedad capitalista.
      -Además, el que los hechos morales sobrevengan a hechos naturales, hace complejo a veces discernir tales hechos, y a menudo se interponen, también, intereses sociales e individuales.
      -Los conflictos entre hechos morales relevantes puede generar indeterminación, como la hay también en epistemología.

Otro argumento en contra del Realismo Moral es que, como lo expresa Gilbert Harman, para explicar las observaciones que sustentan una teoría científica se necesita hacer suposiciones sobre ciertos hechos físicos. Según él, la situación es distinta en la ética: no hay una razón obvia para asumir nada sobre los ‘hechos morales’; no hay modo en que la “bondad o maldad reales de una situación dada pueda tener efecto alguno en el propio aparato perceptual”.
Ahora bien, como ha señalado Nicholas Sturgeon, “la perversión moral de Hitler… forma parte de una explicación razonable de por qué creemos que él era perverso”. A menos que se asuma por alguna otra razón que no hay hechos morales, ésta parece una explicación plausible y aceptable. Harman necesita el argumento independiente. Si se afirmase que conocemos los mecanismos por los que opera una causación física (pero no una moral), el realista moral debería decir que, puesto que los hechos morales sobrevienen a otras propiedades, los mecanismos de esas propiedades sirven para explicar el hecho moral. Esto es perfectamente comprensible, si se comprende el concepto de superveniencia.

Otro grupo de argumentos contra el realismo moral son los argumentos epistemológicos.
A veces se ha dicho, recuerda Devitt, que los principios morales no pueden ser probados como lo son los principios científicos. Ahora bien, para un holista (partidario de la tesis Duhem-Quine), ningún principio de ningún tipo puede ser probado aisladamente, sin muchas suposiciones de fondo. De los principios morales, en conjunto con otros, podemos derivar hechos empíricos.

También se objeta que haría falta una facultad especial para percibir hechos morales. Pero, si esto no implica la petición de principio de que no hay superveniencia, entonces el realismo moral puede perfectamente sostener que percibimos directamente hechos como las condiciones de vida miserable de ciertas personas, y, a través de ellos y de forma sobreviniente, la injusticia de tal situación.
Por supuesto, la observación de hechos morales está cargada de teoría, pero como lo está cualquier observación.

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Por tanto, el proyecto ético del realismo moral es, prima facie, aceptable, y superior a sus rivales.

El realista moral, añade Devitt, no debería preocuparse porque ese proyecto esté en pañales: al contrario, eso nos debe impulsar a desarrollarlo. Ninguna teoría científica habría prosperado si la contemplación de su precario desarrollo en los primeros momentos, hubiera disuadido de su viabilidad.

Creo que los argumentos de M. Devitt en defensa del Realismo Moral, son válidos, y que, como dice, no hay ninguna alternativa ni remotamente similar en capacidad para dar cuenta del hecho moral.
Ahora bien, creo que el naturalismo (la tesis de que todo conocimiento está atado a la empiria, y que no hay más cosas que las naturales) está equivocado (como he discutido otras muchas veces). Pero, para que un filósofo como Devitt esté de acuerdo, en cuanto a la viabilidad del realismo moral, con un no-naturalista como yo, basta apenas con sustituir, en la palabra “naturaleza” (naturalismo, natural) el significado nuevo (materialista, empirista) por su antiguo y, a mi juicio, correcto significado (‘natura’, esencia). El concepto de superveniencia equivale a la vieja noción escolástica de convertibilidad: verdadero y bueno son propiedades trascendentales convertibles: las cosas que puedan ser calificadas como buenas por un ser racional, son aquellas que tengan ciertas propiedades reales.

En todo caso, es muy importante hacer ver que naturalismo no implica, de ninguna manera, antirrealismo moral en ninguna de sus formas (no-cognitivismos, relativismos, etc.)

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El texto al que se refiere esta entrada puede leerse aquí

4 comentarios:

  1. Creo que has hecho un buen resumen. Sólo te falta poner el enlace al artículo original:

    http://revistas.pucp.edu.pe/arete/files/arete/XVI-2_02_Arete_Devitt.pdf

    Un saludo.

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  2. Hola, he visto un error ortográfico: se escribe injerencia, ingerencia viene del verbo ingerir.

    Un saludo, buen resumen.

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  3. Luis Tovar,
    gracias por la sugerencia: he añadido al final del post el enlace.
    Un saludo

    Anónimo,
    no sé a qué parte de esta entrada te refieres. ¿No estarás haciendo alusión a otra?

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  4. Anónimo,
    por fin he encontrado la falta ortográfica y la he podido corregir. Muchas gracias.

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