Todo el mundo que ha trabajado en un centro de enseñanza secundaria convencional, sabe que un claustro de profesores es sustancialmente (y una sesión de evaluación es exclusivamente) el lugar para quejarse de la maldad de los estudiantes y para proponer normas coercitivas o “disciplinarias” para combatirla. Por lo general, la cosa se traduce en cerrar alguna otra puerta, estrechar algún espacio, castigar y vigilar un poco más estrictamente.
En el penúltimo claustro de profesores de mi centro, alguien propuso y nadie se opuso (salvo yo, humildemente) a que durante la apenas media hora de recreo se cerrase las pistas deportivas del instituto (como antaño se cerró -y sigue cerrado- su claustro central, el único lugar con cierta cualidad remotamente similar a la belleza), porque hay alumnos que aprovechaban los escondites (a donde, desgraciadamente, no llega la video-vigilancia) para fumar, lo que supone un gran trastorno para los profesores que tienen guardia de patio y no pueden salir del centro a fumar, allí enfrente, a unos doce metros del patio del instituto. La propuesta fue, después, rechazada por el consejo escolar, donde malévolos alumnos y consentidores padres tienen todavía cierto voto.
En el último claustro, y como medida para la liga antivicio, alguien (un profesor joven) preguntó si no sería mejor cerrar los baños del edificio durante el recreo, ya que allí también se esconden algunos irresponsables menores que quieren pudrirse. El director no tuvo más remedio que contestar que las puertas de los baños no se podían cerrar por la desgraciada razón de que no existen, ya que fueron sacadas de sus quicios hace un tiempo, precisamente para lograr diafanidad en las conductas. Es la misma causa que produjo, hace un tiempo, que las ventanas de buena parte del centro no se puedan abrir.
¿Alguien no sabe lo que significa ‘dominio’?
No me extrañaría que pronto nos pusiesen uno de esos, o dos, (por si acaso).
ResponderEliminarAnais, los hay con diseños mucho más bonitos.
ResponderEliminarYa en serio: nos pusiesen, no: nos pusiesemos. Todos somos víctimas y verdugos (aunque no en el mismo modo, claro).
Un saludo