jueves, 22 de marzo de 2012

Algunas consideraciones sobre el aborto, IV. Humano y Persona

Pero, siguiendo con lo anterior, ¿y si hay que distinguir Persona de Humano?

Por supuesto, todo el mundo sabe que Humano es un concepto biológico, mientras que Persona es un concepto psicológico. Es humano quien es mamífero con tales y cuales medidas. Es persona quien tiene tales o cuales capacidades o facultades mentales, aunque su cuerpo sea de silicio, de chocolate o incluso (si es que puede haber mentes descarnadas) inexistente, aunque en este último caso no correría tanto riesgo de ser abortado. Parecería, pues, que los seres humanos pueden o no implementar personalidad. Pero ¿cómo y cuándo podría separarse una cosa de otra? ¿Cuándo hay un ser humano que no es persona?

Quizás el caso más propicio sería el de un humano con un retraso mental suficiente e “irreversible”. Solo “razones” como el especismo o nuestros sentimientos empáticos, dicen algunos, nos lleva a proteger a estos seres como si fuesen personas, cuando no son más que humanos.
Creo que esto es un error. Un deficiente mental profundo es un humano enfermo y una persona incapacitada. El concepto de enfermedad es completamente significativo si lo es el de especie (no solo en sentido biológico). Un deficiente mental es un deficiente, porque lo natural hubiera sido que tuviese facultades “normales” (lo que no significa que las anormalidades no tengan también causas naturales, extrínsecas a la (norma de la) especie).
Además, nunca se puede decir con total certeza que una deficiencia es irreversible. Por tanto, un deficiente mental es un humano y una persona, enfermo y discapacitado, no un caso de humano pero no persona.

Mucho menos aceptable todavía, desde luego, es que un humano dormido, o transitoriamente inconsciente, no es una persona. Una persona, como cualquier otra cosa, es algo irreducible a un aquí y un ahora, algo “virtual”, que está en situación latente o potencial en la mayor parte de sus aspectos la mayor parte del tiempo. Por lo mismo, un embrión humano es un humano y una persona en estado latente.

¿Se puede, entonces, separar realmente Humano de Persona? Se pueden separar: si hay extraterrestres inteligentes, o ángeles dotados de algún cuerpo sutil, o máquinas capaces de reflexionar y de decidir, hay personas, individuales, no humanas. Y si hubiera una especie o raza o grupo de humanos que, teniendo las mismas características naturales que los demás humanos, no desarrollasen nunca (o prácticamente nunca) la capacidad de pensar y decidir racionalmente, se podría hablar de humanos sin personalidad (salvo por “accidente” o, más bien, “milagro”), como hay humanos blancos o varones. Pero mientras sea más razonable explicar la incapacidad de un individuo como efecto de causas extraordinarias y lesivas para el desarrollo normal de su especie, habrá que hablar de humanos enfermos y personas discapacitadas, y esto las hace sujeto de todos los derechos inherentes a las personas.

El humano es una de las maneras en que se puede materializar la personalidad en este mundo, como los relojes de cuerda son una de las maneras en que se puede materializar la medida del tiempo. Otras formas son los relojes químicos, por ejemplo. Un reloj es reloj también cuando no está funcionando pero puede funcionar, y solo deja de ser reloj cuando se rompe irreversiblemente. Una diferencia, a menudo confundente, entre los relojes o metáforas similares y un humano o algún otro ser vivo es que, mientras que los primeros son siempre igual (son entidades en sí estáticas) los seres vivos se desarrollan a lo largo de un tiempo (son entidades intrínseca y holísticamente dinámicas). Pero eso no les resta un ápice de identidad, solo la hace más profunda e interesante.

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